lunes, 21 de enero de 2019

El shiba, es un perro para mi?


¿Es un Shiba Inu un perro para mi?

Antes de introducir un perro en nuestra vida hemos de valorar un gran número de factores; relativos tanto al animal como a nuestro estilo de vida. De sobras conocidos son: el tamaño del perro, la necesidad de ejercicio, los cuidados del pelo, la salud, la comida, etc., y de sentido común los que se refieren a nosotros: disponibilidad horaria, tamaño de nuestra vivienda, conformidad del resto de miembros del hogar, alergias, etc. Si tenemos pensado que nuestro compañero sea de una raza concreta sería interesante informarse sobre las características específicas de la misma, pero si además se trata de una raza peculiar como el Shiba Inu, diríamos que resulta casi una obligación instruirse sobre ella, aquí va nuestra humilde aportación al respecto.

El Shiba Inu está considerada como una de las razas primitivas. Esta clasificación engloba también a otras razas como el Basenji, el Chow Chow, el Akita Inu o el Alaska Malamute, entre otros. Este grupo de razas tiene una serie de características comunes, que aunque interesantes a nivel físico, creemos que su importancia principal se encuentra en el plano comportamental, y que los hacen manifiestamente diferentes a las razas con las que solemos estar más habituados en Europa. En 2016 un estudio científico a partir del ADN mitocondrial de perros actuales parecía encontrar un punto temporal hace unos 12.000 años, en el que se produjo la separación entre las razas de perros occidentales, y aquellas que se desarrollaron en el continente asiático. Es decir, que la evolución de unos y otros se llevó a cabo de forma independiente. Es posible que ésta sea la causa principal de esas diferencias comportamentales mencionadas entre ambos grupos, o quizá no, pero nos parece evidente que existen. Para nosotros tiene bastante sentido identificar esta línea de razas desarrollada en Asia con los considerados perros primitivos. Si tuviéramos que destacar de forma sintética los rasgos principales de las razas primitivas destacaríamos su independencia, su impulso innato de caza, su elevada inteligencia instintiva, su gran capacidad adaptativa, su marcada necesidad exploratoria, su menor “voluntad de agradar”, y una salud fuerte con menor grado de patologías de origen genético.

En resumen podríamos decir que son “perros más perros”. Y esto implica una idea diferente de lo que la sociedad occidental espera de un perro, una mascota “hecha” para obedecernos y servirnos. El Shiba Inu es una muestra andante de ello, es un perro independiente, en toda la esencia de la palabra, por eso es común que sean comparados con gatos, pueden ser cariñosos pero no falderos. Paradójicamente, son perros que crean un fuerte vínculo con su grupo social, y si se permite su independencia y no se fuerza la relación serán perros altamente unidos a su familia humana.Es un perro que no se presta tan fácilmente a cumplir nuestros deseos, no parece sentirse cómodo obedeciendo por obedecer, si no ve un sentido a lo que se le pide. Es un perro que necesita que su espacio físico sea respetado, y cuando éste es invadido de forma excesiva o imprevista lo manifiesta expresivamente. Un Shiba Inu adulto no suele disfrutar del juego con perros invasivos y con poco autocontrol. Es un perro que utiliza una gran cantidad de señales comunicativas caninas, que entiende muy bien las de otros perros, y por eso mismo tiene menor tolerancia cuando otros perros no respetan sus señales. Pero sobre todo, nos gustaría destacar algo que no se suele comentar mucho, pero que nos parece un rasgo muy distintivo de la raza, camuflado bajo erróneas interpretaciones de sus respuestas y conductas, el Shiba Inu es un perro muy sensible. Es sensible a su entorno, a los cambios que se producen en él, a la forma en que se le permite interactuar con el mismo, al estado de ánimo de las personas con las que crea vínculos, y a la forma en que éstas se relacionan con él. Es esta sensibilidad, y el no saber interpretarla la que genera la mayor parte de conflictos que erróneamente se le atribuyen al carácter de los Shiba Inu.

¿Y entonces es el Shiba Inu un perro adecuado para mi? La respuesta es afirmativa si puedes ofrecer tiempo, dedicación y comprensión a su educación. Si no estás dispuesto a ello, probablemente un Shiba Inu no es un perro para ti y deberías buscar otra raza más sencilla. Aquí van una serie de puntos que consideramos imprescindibles para conseguir una relación adecuada con un Shiba Inu y un correcto desarrollo:

        La procedencia de tu cachorro va a ser crucial para determinar su futuro carácter. Los primeros meses de vida de un cachorro influyen de forma muy intensa en cómo va a entender el mundo ese cachorro y cómo debe interactuar con él. Todas las carencias que se produzcan en esta etapa van a tener su eco en el futuro perro. Por tanto, es esencial adquirir al cachorro de un criador acreditado, en el que puedas ver al cachorro con su madre y hermanos. Esto te permitirá saber que ese cachorro ha podido obtener aprendizajes esenciales de su madre, ha podido seguir un destete adecuado, y te permitirá observar el carácter de su madre, un factor de enorme peso en el futuro temperamento de tu perro. Diversos estudios señalan el carácter de la madre como un factor altamente heredable en los cachorros, ya sea por transmisión genética, como por aprendizaje vicario.
        La llegada a casa y su adaptación. El siguiente período de importancia en su influencia para el cachorro es la llegada al que va a ser su nuevo hogar. Es un período de especial sensibilidad para el cachorrito, pues de forma repentina pasa de estar con su madre y sus hermanos en su lugar seguro, a un lugar en el que está solo y que le resulta absolutamente desconocido. Es por eso que en este momento lo que más necesita el cachorrito es compañía, contacto y comprensión. Es en estos momentos, en los que mostrándote disponible, paciente y tranquilo hacia tu cachorro empezarás a crear un buen vínculo con él. Quizá sean momentos en los que tu cachorro empiece a investigar y descubrir: tu cama, el sofá, la cocina… será tu decisión si le vas a permitir acceder a esos sitios el día de mañana, pero ahora no es el momento de ser un sargento disciplinador, sino el de ser un anfitrión acogedor y comprensivo. Y esto aplica también para la hora de dormir, es muy probable que las primeras noches el cachorrito eche de menos a su madre y compañeros de camada, y llore. Nuestra recomendación es colocarle su camita cerca de la nuestra y que se sienta acompañado, de forma que empecemos a ser nosotros desde el primer momento su lugar seguro, ese referente que calma su miedo, enseguida pasará. No sufras si te molesta que tu perro duerma en tu habitación para siempre, es un Shiba, recuerda que son independientes, en cuanto se sienta cómodo en la casa, puede ser él mismo el que se vaya a dormir al sofá o a la alfombra del salón.
        La socialización con el entorno. En el momento en que tu veterinario te lo indique tu cachorro podrá salir a la calle. Entonces no es momento de hacer que tu perrito se conozca todo el barrio el primer día y lo toque todo el que pase por tu lado. Es momento de que regules sus salidas, limites sus tiempos y le permitas conocer su nuevo mundo poco a poco, adaptándote su edad. No está preparado ni físicamente, ni cognitivamente para asimilar los estímulos de su nuevo entorno en salidas de más de 10-15 minutos los primeros meses. Y por supuesto, no es el momento de enseñarle a caminar a tu lado, ni a no tirar de la correa… ¡paciencia! Además, no lo olvides, los Shibas son perros sensibles.
        La socialización con perros. Tal como hemos mencionado son perros que tienen grandes capacidades comunicativas caninas, pero necesitan desarrollarlas. Es por eso que será imprescindible que el cachorro pueda interactuar libremente, es decir, sin correa y sin excesivas correcciones por tu parte, con otros perros. Será tu labor controlar los tiempos, que no sean excesivos, y el carácter de los perros con los que se relaciona el cachorro, pues estos van a contribuir a desarrollar su carácter. Esta socialización debe tener lugar sí o sí a partir de los 3-4 meses hasta los 8 de forma periódica. Esta es una necesidad en todos los perros, pero un Shiba que no haya podido tener libre interacción con otros perros durante esta etapa tendrá un 99,9% de probabilidades de tener problemas de relación y agresividad con otros perros cuando sea adulto. Es recomendable que en esta etapa contactes con algún educador de tu zona que trabaje la socialización con grupos de perros.

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